Gracias a un tal Sebastián, estuve dos horas y media varada en mi propio colegio esperando a que llegue el puto bondi para viajar a Buenos Aires. Vale aclarar, que eran las 4.30 de la madrugada y que a pesar de estar dormida y no comprender del todo la situación, quería asesinar al susodicho.
Sebastián entraría en la primer etapa de la evolución que graficamos a continuación:Afortunadamente, cuando se dio cuenta de su error, apareció con facturas y budines para calmar a las bestias, y pasó a la segunda etapa (un gran avance, Seba)
A esta altura, eran ya las 7.30, es decir, de día (tan de día que empezaron a caer los primeros alumnos al colegio, que obviamente, no entendian por qué en las oficinas había pequeños canibales devorando restos de factura). A pesar de que dormir no era nada facil por la claridad y los gritos de los pequeños bastardos, nos la ingeniamos bastante bien...
A esta altura, eran ya las 7.30, es decir, de día (tan de día que empezaron a caer los primeros alumnos al colegio, que obviamente, no entendian por qué en las oficinas había pequeños canibales devorando restos de factura). A pesar de que dormir no era nada facil por la claridad y los gritos de los pequeños bastardos, nos la ingeniamos bastante bien...
Cuando finalmente llegamos, fuimos a Parque Lezama, y empleamos nuestro tiempo en actividades de vital importancia, como perseguir palomas, o hacer tapas de CD's malos. Los chicos también intentaron ir al baño a pesar de ser intimidados...
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