lunes, 4 de octubre de 2010

El Túnel

“El suicido seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo todo este absurdo universo se derrumba como un gigantesco simulacro, como si la solidez de sis rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de sus prisiones no fuera mas que una fantasmagoría, sin mas solidez que los rascacielos, acorazados, tanques y prisiones de una pesadilla. La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede liberarse con la muerte, que seria asi una especie de despertar. ¿Pero despertar a que? Esa irresolución de arrojarse a la nada eterna y absoluta detiene en todo proyecto de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad. Y suele resultar que cuando hemos llegado hasta ese borde de la desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo lo que es malo y haber llegado al punto de que el mal es insuperable, cualquier elemento bueno, por pequeño que sea adquiere un desproporcionado valor, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a el como nos agarrariamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo.”

El Túnel, Ernesto Sábato.


Soundtrack: El Rey lloró - Lito Nebbia

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