lunes, 15 de marzo de 2010

Princesa

Abrí la puerta y ahí estaba, con sus ojos de cielo y su boca de fresa. Parada, sola, mirando el piso, impaciente de verme. Con ella trajo un sentimiento especial, era incontenible, lo note muy rápido, una angustia que quería salir. Se veía a través de la transparencia de sus ojos, de su garganta que pedía auxilio, y que latía mas rápido que un corazón, que quería dejar de latir. Tenia un bolso azul, una remera negra y un pantalón mas negro aun. Camino dos o tres pasos y me abrazo. Pasaban los segundos y sus brazos me rodeaban, hacia mucho que no teníamos un saludo tan apasionado. -¿Estas bien?- le pregunte a la princesa, negativa fue su respuesta. Inmediatamente una lagrima mojo mi hombro. La invite a mi cuarto, se sentó en mi cama y un río de lagrimas salía a borbotones. No dije nada, la mire, la abrace y la deje llorar. Ella es así, no hay que hablar, hay que escuchar lo que tiene para decir. Ella es fuerte pero estaba de rodillas. Ella comprende pero hoy no pudo evitar sentirse infeliz. Ella es apasionada, apasionada en el amor por tanto apasionada en el dolor. ¿Que poder sobrehumano pudo derrocar su entereza? La respuesta no tardo en venir, que otro poder puede ser mas que el amor.







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